septiembre 21, 2004

Atentado poético

He sido víctima de un atentado contra el odio, el temor y la violencia.
Ellos buscan transgredir el cuerpo y el espíritu de los hombres mediante la paz de la palabra.
Ellos dicen que un libro pega más que un avión. Dicen que protestemos contra el horror.
Camino como un día cualquiera y La Fiesta de los Grumetes se interpone en mi camino. Me cuenta historias maravillosas, y mientras descanso y mis ojos se pasean con calma entre sus hojas a un lado y otro de sus páginas, la mente se llena de imágenes e ideas amontonadas una sobre otra de todos aquellos que gritan en silencio y ruegan por un poco de piedad.
La Fiesta de los Grumetes convierte mi día en veinticuatro horas de introspección. Veinticuatro horas de pensar en hermanos desconocidos; en amigos jamás vistos.
La Fiesta de los Grumetes me recuerda que el verdadero atentado poético es el que tiene raíces en el alma de aquellos inconformes que se atreven a extrenar el aglutinamiento de dolores y angustias que habitan en el templo más sagrado de cada uno. El atentado poético demuestra que no hay nada más fuerte y más sincero que la palabra escrita. El líquido derramado sobre soporte de papel de los corazones que sangran de palabras.
La telaraña alfabética de mi cabeza lucha por encontrar más libertades que vertir en un donde sea y para un quien quiera las palabras que queman la imaginación.
MI atentado poético apenas empieza....

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